Cuando hablamos de renovación, nos referimos a la habilitación de espacios para que cumplan al 100% con su función. Como hemos discutido previamente, esto requiere una inversión económica considerable que rara vez se puede realizar con capital propio. Para llevar a cabo este proceso, a menudo se recurre a financiamientos y préstamos. Sin embargo, cuando se trata de un espacio de interés público, lo ideal es buscar donaciones, ya que un grupo de inversionistas puede hacer posible la renovación sin necesidad de asumir grandes gastos individuales.

Aun así, el costo de construir una cancha, un centro comunitario o una biblioteca no se puede comparar con los beneficios que aporta. Al darle un rostro al rendimiento de esta inversión, nos damos cuenta de que se traduce en niños más felices o en posibles futuras estrellas del deporte y la cultura.

Esto es de suma importancia para el desarrollo de una comunidad, pero, ¿qué beneficio obtengo como donador?

Una vez más, no se trata solo de beneficios fiscales o morales; se trata de transformar a ciudadanos conscientes en comunidades prósperas y, finalmente, construir la sociedad que todos deseamos.

Y, ¿quién se encarga de recaudar, administrar y asignar estas donaciones? Organizaciones cuyo objetivo es llevar a cabo proyectos de interés comunitario, como la Fundación Vinte. Esta organización se dedica precisamente a reducir la percepción de inseguridad en espacios públicos y convirtiéndolos en verdaderos centros comunitarios en donde todos los habitantes participen, le den vida y hagan suyo cada rincón.

Si deseas convertirte en donador, no dudes en ponerte en contacto con nosotros en contacto@fundacionvinte.org

Ciudades fallidas